La amenaza del separatismo para presionar a Sánchez: un referéndum justo antes de las generales
El nuevo curso político llega con la agenda catalana de nuevo entre las prioridades del Gobierno de Pedro Sánchez. La llamada «mesa de diálogo» con la Generalitat, programada para la tercera semana de septiembre, servirá para tomar otra vez el pulso a las exigencias separatistas, y para medir también las fuerzas y tensiones dentro del propio independentismo. En los últimos días, el tira y afloja entre los dos socios del Govern ha sido evidente en torno a la utilidad de este foro de encuentro con el Ejecutivo. Tanto desde Junts como desde ERC, aunque con importantes matices, existe la reivindicación intacta de un nuevo referéndum en Cataluña. De acuerdo a los plazos dispuestos por los republicanos, esa nueva votación impactaría de lleno en la recta final hacia unas nuevas elecciones generales, en caso de que Sánchez -como es su actual intención- alargue su legislatura hasta el final.
ERC se ha marcado un plazo de dos años para que la negociación con el presidente socialista dé sus frutos. Será ya bien entrado 2023 cuando los republicanos evalúen si el «diálogo» con el Ejecutivo funciona. Sánchez podrá apurar la celebración de los comicios hasta enero de 2024. Pero un nuevo referéndum en Cataluña, más aún si se convoca de manera unilateral, dejaría muy tocadas las ambiciones electorales del socialista.
Aunque Junqueras manifestó en su día el abandono de la vía unilateral, este domingo sí admitió su interés en buscar el aval de la comunidad internacional para la celebración de un eventual referéndum en caso de que la negociación con el Ejecutivo fracase. En este caso, el líder de ERC, indultado por Sánchez, considera que el apoyo exterior facilitaría una votación sobre la independencia.
«Embate democrático»
En marzo de este año, ERC pactó con la CUP un plazo de dos años para valorar si esa «mesa» con el Gobierno de Sánchez «ha dado sus frutos» y decidir los pasos a dar «incluida una eventual finalización». El texto, firmado para la investidura de Pere Aragonès como presidente de la Generalitat, hablaba de «un nuevo embate democrático» en forma de «referéndum». Ese paso se decidiría a partir de la primera mitad de 2023.
«Lo entiendo como un proceso en que los catalanes deciden su futuro votando. Y la mejor manera de que eso tenga resultado es que eso sea reconocido, también por la comunidad internacional», afirmó este fin de semana Oriol Junqueras sobre el referéndum. El líder de ERC no ocultó que la negociación con el Estado tiene como fin último lograr esa votación.
«Somos conscientes de que el Estado español no tiene ningún interés en reconocer nuestra independencia. Nos lo tenemos que ganar a través del voto de la gente, en un referéndum, en un proceso que tenga el reconocimiento de la comunidad internacional. Cuanto más lo intentemos y más nos esforcemos, más fácil será convencer a la gente de nuestro país y a los que nos miran (la comunidad internacional)», destacó, en una entrevista en Rac-1. Preguntado por si tenía sentido sentarse en la «mesa de diálogo», señaló que el mismo que tuvo para los irlandeses, dejando claras sus ambiciones.
Tensión con Junts
Frente a la intención de Junqueras de estirar las conversaciones con el Ejecutivo, sus socios de Junts per Catalunya apuestan por tensar las relaciones.
Una presión que la pasada semana expresó Laura Borràs, presidenta del Parlament, que auguró que «harán falta mucho menos de dos años para ver si la mesa de negociación tiene sentido, porque sólo tendrá sentido si se tratan los temas que tocan: la amnistía y el derecho a la autodeterminación». «Si estas cuestiones no entran ni en el orden del día con la excusa de que no caben en la Constitución, llegaremos pronto al cabo de la calle», avisó.
También el vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, ha advertido de que el independentismo no se sentará «a perder el tiempo» y ha reivindicado el referéndum unilateral.
El presidente catalán Pere Aragonès, por su parte, ha asegurado este lunes que llevará a la próxima «mesa de diálogo» su exigencia de un referéndum de independencia y la amnistía.
«Cataluña va a ir con la máxima ambición», ha advertido, dejando claro que para el Govern no hay más salida a la situación catalana. Ha descartado que por el momento se piense en la vía unilateral, aunque el referéndum, ha insistido: «Lo vamos a defender siempre».